Auspiciado por la Organización Panamericana de la Salud, el Ministerio de Salud y diversos grupos académicos de Panamá, desarrollaron en dicho país centroamericano diversos foros relacionados con la problemática de salud en América Latina y su visión para ofrecer respuestas y alternativas para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMS, 2000).
En el grupo de expertos convocados participó el Dr. Rafael Aguirre Rivero, dada su calidad académica, experiencia en administración pública, salud comunitaria e investigación, tanto epidemiológica como en sistemas de salud. Dentro de los temas tratados en distintas mesas destacó que “para lograr resultados satisfactorios en la salud de los países de la región en vías de desarrollo, es indispensable reconocer las problemática para modificar la realidad que afecta a la mayor parte de los gobiernos, administradores, personal operativo y comunidades”.
En este contexto el Dr. Aguirre Rivero precisó que los gobiernos, incluyendo los tres poderes, si verdaderamente quieren lograr el desarrollo, deben dar prioridad al eje Salud–Educación, considerado piedra angular para contar con una comunidad que cuente con las capacidades y aptitudes para aprendizajes significativos, crear una nueva cultura que incluya la aceptación de compromisos personales–familiares para crear estilos de vida saludables, aprender por competencias, práctica de valores, así como de hechos valorados en todas sus gamas aunado a incrementos de los presupuestos en dichas áreas, con apego irrestricto a la calidad, la trasparencia y el seguimiento a mediano y largo plazo, dentro de un marco de referencia de un Plan Estratégico de Desarrollo Integral.
Lo expresado debe aterrizarse en programas basados en diagnósticos reales elaborados y desarrollados por expertos que los traduzcan en acciones comunitarias a través de la capacitación de los actores sociales y familiares. Para ello una prioridad es que los recursos tanto económicos como materiales y tecnológicos lleguen a su destino en forma completa y oportuna para ser utilizados de manera eficiente, con trasparencia, eliminado los pasos innecesarios así como los puntos, esquemas y sujetos de corrupción que solo encarecen, entorpecen y retrasan los objetivos institucionales.
En este sentido cobra especial relevancia la equidad, la justicia, el trabajo, la capacidad académica técnica, la honestidad, el trabajo interdisciplinario y la acción comunitaria. Con ello, se puede lograr un alto nivel de salud así en lo comunitario como en lo clínico, que incluyan como prioridad la educación y la investigación, constituyendo real sistema de salud, en que se combinen funcionalmente los recursos de las dependencias e instituciones de los tres niveles de gobierno, con la sociedad e instituciones de servicio. Para ello se requieren políticas públicas y de salud realistas que se cumplan a cabalidad.